pubertad.
Kiler, adoptó comportamientos escurridizos y nunca permitió que nadie viera su cara nunca más ya que el rechazo que sufrió en su mas tempranos días hizo de él una alimaña de la noche. Una noche de luna llena bajó, como tantas otras, al poblado mas cercano a alimentarse de sangre de una joven virgen y cayó en sus manos, sin nadie saber como, una lata llena de pintura. Desde entonces, se alimenta de costra de túneles y agua de baterías. Cada cierto tiempo, y sin que nadie se lo espere, repta por las galerías y trepa por muros par dejar constancia que te vigila, y que no hay que subestimar el poder de un despojo humano criado en la mas oscuras de las noches. Y si alguna noche escuchas ruidos extraños en la cochera, ten cuidado, Kiler es el nombre, recuérdalo. Ch.